Los vacceos I: El país de los vacceos.

Esta es la primera de una serie de entradas para que aquellos que os decidáis a leer Aro, el guerrero lobo os familiaricéis con el mundo en que probablemente vivieron Aro y los demás personajes de la obra. Lo haré desde un punto de vista informativo, sin adelantar absolutamente nada del argumento de la novela. No va a haber spoilers. Sólo pretendo que a través de imágenes y comentarios breves, os hagáis una idea de cómo eran la tierra de los vacceos, Roma, Cartago y el Mediterráneo Occidental en la época en que transcurre la obra; para que conozcáis cómo vestían, dónde vivían o qué comían los vacceos, cómo iban armados sus guerreros… En definitiva, todo aquello que pueda ayudaros a imaginar mejor a los personajes de la obra cuando estéis leyéndola.

En esta primera entrada y mediante el mapa adjunto, os presento el país de los vacceos. Se corresponde con la cuenca media del Duero, lo que actualmente es el centro de Castilla y León: toda la provincia de Valladolid y parte de las de Zamora, Salamanca, León, Palencia, Burgos, Ávila y Segovia.

El país de los vacceos.
El país de los vacceos.

Las fronteras de este territorio nunca fueron fijas; cambiaban de manera continua, dependiendo de la fortaleza de los vacceos o de sus vecinos. Pero de forma aproximada, el río Astura (Esla) era la frontera con los astures. En el norte, la frontera con los cántabros y turmódigos era una línea entre los ríos Astura, Pisorica (Pisuerga) y Arlanza a la altura de Viminatium (Sahagún) y Segisamo (Sasamón). La frontera del este con berones, pelendones y sus parientes los arévacos no estaba muy definida. Al sureste y sur, el Sistema Central constituía la frontera con los carpetanos y vettones. Y por fin, al suroeste, el límite con los vettones estaría alrededor del Tormes. Por ejemplo, se sabe que Helmántica (Salamanca) perteneció unas veces a los vettones y otras a los vacceos.

En cuanto a las ciudades (oppida), mientras que la ubicación de algunas de ellas -como Pallantia (Palencia) o Cauca (Coca)- se conoce con exactitud, los arqueólogos e historiadores aún no se ponen de acuerdo sobre dónde se situaron otras, como Albocela, Amallóbriga o Intercatia. Yo no soy historiador, sino escritor, y por ello me he permitido elegir entre las distintas ubicaciones candidatas a haber sido una ciudad vaccea (oppidum), para ambientar mi obra. Las ubicaciones que se muestran en el mapa corresponden a las que yo considero más probables y, por tanto, he elegido para Aro, el guerrero lobo.

Portada de «Aro, el guerrero lobo».

Esta es la portada de Aro, el guerrero lobo.
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Además del título, el nombre del autor, el de la editorial y el de la serie a la que pertenece la novela (novela histórica), se pueden ver en primer plano un casco de tipo Montefortino y una espada de antenas.

El casco de tipo Montefortino es un casco de origen celta, que originariamente no poseía las protecciones para las mejillas, pero que más tarde las incorporó. Este casco fue adoptado después por los romanos, hasta el punto de convertirse en el más popular entre los legionarios durante la época republicana. Solían ponerse crines de caballo teñidas o plumas en el pomo superior.

Sólo los guerreros celtas más poderosos o más adinerados podían permitirse el lujo de adquirir un casco; la mayoría de ellos combatía con la cabeza descubierta o con capacetes de piel o cuero.

La espada de antenas también es propia de los celtas. En el caso de los celtas hispanos (entre los que es encontraban los vacceos), la espada era más corta que la que usaban los galos; medía aproximadamente lo mismo que el antebrazo del guerrero.

Al igual que el casco de tipo Montefortino, los romanos quedaron tan impresionados por la efectividad de este arma que la adoptaron durante los últimos años de la Segunda Guerra Púnica, hasta convertirse en la espada «reglamentaria» de las legiones. Incluso la llamaron gladius hispaniensis, en recuerdo del origen de tan temible arma.

Tras estos dos objetos aparece un grupo de guerreros celtas cargando contra el enemigo.